EDITORIAL /

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El dolor es indescriptible, no podemos editorializar un momento de profunda angustia y llanto. Las lágrimas no alcanzan para llorar lo que tenemos que llorar.
Lloramos y gritamos de rabia, enojo, decepción.
¿Cómo es posible que no haya renunciado Zoé Robledo (director del IMSS), después de ver la manera en que murió prensada la pequeña Aitana, en un elevador del Seguro Social?
Aitana, era trasladada en una camilla, y al entrar al elevador, pasó la tragedia; la camilla no entró totalmente al elevador, y al accionar el botón para subir, la niña murió aplastada.
Los hechos habrían ocurrido la madrugada de este martes 11 de julio, en las Instalaciones del IMSS No. 18, Playa del Carmen, Quintana Roo.
¿Qué otra cosa tiene que pasar, para que los funcionarios públicos se responsabilicen? Ahora la culpa es del camillero, ¿pero y los funcionarios que no dan mantenimiento a los hospitales?
Si estuviéramos en un país de primer nivel, Zoé Robledo, no solo habría presentado su renuncia inmediatamente; también debería estar detenido.
Repetimos: el dolor y el sufrimiento, de los papás de la pequeña Aitana, es indescriptible. La niña de 6 años, quedará por siempre en nuestros corazones.
Zoé Robledo, tiene que renunciar como director del IMSS.
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