EDITORIAL /
Nunca antes, el país había vivido una fiesta democrática, como la que se vivió el domingo 13 de noviembre en la Ciudad de México.
Cientos de miles de personas, se unieron en la llamada #MarchaPorLaDemocracia.
Mujeres, hombres, jóvenes, niñas, niños, abuelitas, abuelitos, empresarios, comerciantes, médicos, enfermeras, obreros, todos se unieron para defender al INE.
Alrededor de 700 mil personas, unieron sus voces y corazones, para salvar la democracia en México; la cual por cierto, quiere exterminar #AndrésManuelLópezObrador.
En estos momentos, AMLO sigue temblando de miedo, ante el poder ciudadano. El Peje pensó que la marcha no tendría impacto ni importancia.
Tuvo tanto impacto la defensa del INE, que ni siquiera los lamebotas de la 4T, recordaron que el 13 de noviembre, era el cumpleaños del deteriorado Andrés Manuel.
No hay mucho qué analizar: la marcha hundió más a López Obrador. La credibilidad de AMLO, está por los suelos. El Peje, está casi infartado ante el repudio a su persona.
¿Quién será el que desaparezca primero, el INE o la tiranía de Andrés Manuel? ¿Quién será el primero que doble las manos, la dictadura de Morena o la libertad de los ciudadanos?
Dicen que López Obrador, está tan enfermo y decaído, que ya no soportaría una presión mayor a lo que su estado de salud puede aguantar.
Pues le tenemos malas noticias a AMLO: la marcha del 13 de noviembre, no la va a poder borrar nunca de su mente, mucho menos de su corazón.
La Marcha por la Democracia, decretó el fin del obradorismo.
Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard, ustedes saben que esto, ya se terminó.
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