Por @luis_journalist
El que Mario Delgado haya ganado la presidencia nacional de MORENA, no significa que él vaya a mandar en la institución que creó #AndrésManuelLópezObrador. De hecho, Mario Delgado, asume sin pena alguna, que él solo será el instrumento para las próximas operaciones.
Todos sabemos que el triunfo de Mario Delgado, le abre las puertas de par en par a Marcelo Ebrard Casaubon, para que pueda materializar sus sueños de ser el próximo presidente de la República, y no precisamente tiene que acabar el sexenio para que esto ocurra.
El Peje debe comprender que su ciclo ya terminó o está por terminar.
La salud del presidente empeora: su rostro, el temblor en sus manos, sus pasos, sus ocurrencias, su desgaste, ya son todo un tema al interior del Palacio Nacional. Bueno, hasta la misma Beatriz Gutiérrez Müller, trata de sacar raja política al promocionarse sin pudor alguno.
No necesariamente tiene que terminar el sexenio de Andrés Manuel, para que Marcelo ya tenga el bastón de mando en la Cuarta Transformación. Desde hoy, Ebrard será el poder tras del trono, y sobre su escritorio pasarán los temas más importantes de la agenda nacional.
El próximo año se celebrarán las elecciones intermedias más politizadas de todos los tiempos.
El PRI, PAN y MORENA, buscarán devorar el pastel que los conduzca a la victoria en 2024. En ese sentido, las candidaturas más importantes de MORENA, serán palomeadas por Marcelo Ebrard, y esto López Obrador lo entiende muy bien. Es momento de que el Peje se vaya a descansar.
López Obrador duerme muy poco, y eso hace que pierda la dimensión de los problemas. Pero la llegada de Mario Delgado a MORENA, lo cambia todo, a tal grado de que si el presidente ya no puede continuar (por su salud o porque fallezca), ya hay un sustituto inmediato.
Ebrard tenía poder…ahora tiene el triple de poder en la Cuarta Transformación.
Ojalá la mano de Marcelo se observe de manera inmediata.
El país se colapsa, y alguien tiene que salvar el barco que se hunde.
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